miércoles, 19 de noviembre de 2008

El chantajismo se disfraza de sindicato

Este martes 11 de noviembre se dio a conocer el cierre definitivo de Minera Nuevo Monte en Zimapán, Hidalgo. Como cualquier otra empresa afectada por la crisis, la minera había estado sufriendo la caída de los precios de los metales, al mismo tiempo que fue víctima de un paro ilegal en octubre realizado por trabajadores del Sindicato de Trabajadores Mineros de Napoleón Gómez Urrutia, los cuales no trabajan para Nuevo Monte sino para una empresa contratista.

Nunca hubo un emplazamiento a huelga, nunca un pliego petitorio, porque no hay contrato colectivo con Nuevo Monte que los hubiera justificado en la ley. La toma de las instalaciones provocó una pérdida de 150 mil dólares diarios. Dicha empresa era la principal fuente de trabajo en Zimapán, y en tiempos de recesión, es difícil pensar en la apertura de una empresa similar en la ciudad.

Desafortunadamente, se ha vuelto muy común en nuestro país que distintos grupos políticos o sindicales actúen como simples mafias para extorsionar a las empresas mineras, turísticas o de otros giros provocando su cierre temporal o definitivo.

Las inversiones en minería, turismo o cualquier otra actividad disminuirán inevitablemente en los próximos años. Pero esto sucede por permitir que grupos de chantajistas, disfrazados de líderes sindicales , ahuyenten las pocas inversiones que sí se podrían tener en el país.

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