martes, 2 de diciembre de 2008

Por su dios… hasta el extremo

El mundo fue testigo de uno más de los ataques terroristas provocados por seguidores de sectas extremas, que, en nombre de su dios, cometen las peores atrocidades. El 26 de noviembre un grupo de fundamentalistas religiosos con tintes islámicos llamado Deccan Muyaedín cometió un acto terrorista que dejó 195 muertos, entre ellos una mexicana.
El mundo entero tiene que pagar el precio de la falta de claridad sobre la sucesión de Mahoma. Dicha confusión ha ocasionado conflictos entre sectas (chiitas y sunitas).
La interpretación más extrema del Corán dicta que todo aquel que cuestiona o duda de la fe es considerado enemigo y sujeto a extinción: queda clara la guerra contra el mundo occidental.

Estas actitudes de intolerancia no se encuentran en el mundo moderno, pues éste, incluyendo su crecimiento económico y cultural, se basa en la tolerancia religiosa y el reconocimiento a la libertad individual de profesar cualquier fe, garantizada por un Estado laico (cosa que no sucede con el Islam, ya que Estado y religión se fusionan en uno).

Las varias interpretaciones del Corán dan cabida a que existan grupos de musulmanes que escogen la interpretación pacífica y propositiva del libro, y los extremistas, que engrandecen el mensaje de Mahoma a partir de sangre de gente inocente.

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